sábado, 8 de enero de 2011

Los Nuevos Niños


La sabiduría popular dice que cuando el río suena, es porque arrastra un piano y hace rato que el río viene sonando y nos estamos acostumbrando a escuchar en círculos familiares, educativos, psicológicos, etc., que los niños de ahora ya no son como los de antes, que son más despiertos, más irrespetuosos, más hábiles con la informática y la electrónica, más hiperactivos, más precoces, más difíciles. Las viejas soluciones de la abuela o de la bisabuela ya no sirven para “corregir” a los pequeños de hoy. Las viejas recetas pedagógicas que parecieron funcionar eficazmente durante cientos de años, hoy hacen agua por todas partes. ¿Qué pasó? Todo y nada, es la evolución que no se detiene.
En efecto, se nos ha dicho siempre que el gran aporte de Darwin a la humanidad es haber descubierto -o al menos masificado- las bases de la evolución humana, lo que no se dice mucho es que esa evolución continúa hasta nuestros días, frente a nuestros ojos y tiene que ver con avances notables en las cualidades de nuestros niños, cuyo desarrollo mental, en promedio, parece ser superior al nuestro. Tanto es así, que en no pocas oportunidades los encasillamos como enfermos cuando solo son diferentes. Tan diferentes que a muchos les resultan incomprensibles y solo atinan a “normalizarlos” (encajarlos en la norma) a base de pastillas.

Ha sido la vertiente transpersonal de la psicología la que primero habló de los Niños Índigo y lo hizo desde la especial perspectiva de los estudios de psicoespiritualidad que algunas universidades extranjeras con una visión integral y abierta a la investigación, patrocinan y apoyan. Lamentablemente, en nuestro país, la tradición academicista universitaria y el miedo a ampliar los límites de la ciencia mantienen la puerta cerrada de las aulas académicas a los estudios holísticos (1)
Sin embargo, la evolución no se detiene y los nuevos niños han llegado masivamente a nuestras aulas. Varios especialistas sostienen que estos pequeños que mayoritariamente tienen entre cero y quince años no responden a los patrones comunes de comportamiento. Están dotados de una inteligencia y un talento muy altos, pero sus estilos de aprendizaje no son los descritos en los libros de pedagogía y psicología y por ello sus resultados académicos se ven menguados al enfrentarse a métodos educativos caducos y que no consideran sus especiales virtudes: falta de competitividad, marcados sentimienos de compasión, exceso de energía (que los docentes y profesionales de la psicología tienden a confundir con hiperactividad), habilidades para el uso de aparatos electrónicos y computacionales (a los que no siempre tienen acceso en las aulas), una marcada personalidad capaz de enfrentarse a los adultos cuando éstos utilizan para controlarlos los sentimientos de culpa, la exageración o el autoritarismo desprovisto de argumentos.
No son niños fáciles. Su amor por la libertad les impide estar sentados en el banco de colegio “escuchando quietos” una clase. No son disciplinados en el sentido tradicional, se rebelan ante aquellos que intentan imponerles ideas sin considerarlos en las decisiones que les atañen. Saben que hay ciertos conocimientos que son para ellos necesarios ye intuyen que otros pueden ser prescindibles para su desarrollo futuro (esto ya lo decía Rudolf Steiner a principios del siglo pasado). Sobre todo no les interesa el éxito como lo entiende nuestra sociedad. Su éxito, que es anhelo del alma, puede a menudo chocar con los deseos de sus padres y profesores. Su tendencia natural a la bonhomía los lleva a ser excesivamente sensibles y no solo en lo que a sentimientos se refiere sino que también sensibles en cuanto a un desarrollo superior y distinto de sus sentidos, lo que merece un estudio más acabado, imposible de esbozar siquiera en esta página.
Dicen los que saben que el 80 % de los niños y jóvenes de la edad ya acotada tiene varias características de la llamada Frecuencia Índigo y por ello me atrevo a asegurar que dicha condición está presente en la mayoría de nuestros alumnos, puesto que en mayor o menor porcentaje los rasgos de la nueva humanidad se hacen presente. Pero ¿qué significa esto para el colegio?
Sin duda un desafío. Un llamado a abrir los espíritus para enfrentarse a una pedagogía moderna, más humanista, más personal, más afectiva, que indague profesional y eficazmente en la enorme riqueza de cada estudiante, de cada persona que tiene a su cargo y desarrolle con ellos estrategias de aprendizaje en las que el alumno deje de ser el sujeto paciente que recibe lo que el profesor enseña, sino que se convierta en un agente activo, un socio, de su propio aprendizaje.
Sé que muchos dirán que suena bonito, pero que es impracticable. La desesperación mayor de quienes hemos abierto los ojos a este tema es que no somos capaces de transmitir la urgencia de estos cambios. No se trata solo de avanzar hacia una pedagogía más humanista y por ello menos exitista y competitiva, sino de generar instancias de aprendizaje, evaluación y reevaluación que ayuden a que el niño adquiera las habilidades y competencias que le permitan desenvolverse en la vida. Es poner en práctica las premisas más básicas de nuestra Reforma Educacional: Una pedagogía para Aprender a Ser, Aprender a Hacer, Aprender a Aprender y Aprender a vivir con los demás.
Si hacemos todos los niños (ya no hablo aquí de índigo) nos lo agradecerán desde la sinceridad y belleza de sus ojos luminosos
Nota:
(1) Este artículo se escribió antes de que la Universidad del Pacífico abriera la carrera de Psicología Transpersonal y que la Universidad Pedro de Valdivia incoporara medicinas alternativas en su oferta académica.
prof. Benedicto González Vargas
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publicado originalmente en Revista Culturama, diciembre de 2003.

Una interesante conferencia de Matthieu Ricard sobre la felicidad

Una interesante conferencia de Matthieu Ricard sobre la felicidad

julio 18, 2009

Matthieu Ricard es un científico francés (París, 1946) que se convirtió en monje budista tibetano y actualmente vive en un monasterio en Nepal. Como científico, es doctor en Genética Molecular, grado académico obtenido en el pretsigioso Instituto Pasteur y como monje, es discípulo de Kangyur Rinpoché, se ha destacado primero como gran fotógrafo de la vida cultural y religiosa del budismo tibetano y luego como escritor, traductor y conferencista. Sus colaboraciones relativas al budismo y las neurociencias han aparecido en prestigiosas revistas académicas. Ha trabajado directamente con el Dalai Lama como su consejero y, según experimentos científicos a los que se ha sometido, se dice de él que es el hombre más feliz del mundo.
hay una interesante entrevista sobre el tema en el Diario Clarín del 8 de mayo de 2007.
La conferencia cuyo vídeo dejo para deleite de Uds. fue hecha paraTED en febrero de 2004. Abajo ofrezco una traducción al español (proporcionada por TED) de esta interesante charla que, me parece, que a todos los interesados en la espiritualidad en general y en el budismo en particular, nos satisface plenamente:
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miércoles, 5 de enero de 2011

El espectro de la conciencia, por Ken Wilber

Por Dick Johnson en ago 19, 2009








Esta relfexión es de Ken Wilber[i], un filósofo estadounidense que ha integrado y materializado en su pensamiento una interesante unión entre psicología, religiones comparadas, historia, ecología y misticismo.



BREVE HISTORIA DE TODAS LAS COSAS – KEN WILBER – (PAG 67)

El espectro de la conciencia

P: (..) sigamos hablando de la dirección de la evolución, del telos del Kosmos, que no es el azar sino la direccionalidad.



KW: Así es, la evolución tiene una dirección, un principio que, como suele decirse, pone orden en el caos y supone, dicho de otro modo, un impulso hacia el logro de una mayor profundidad. En este sentido, cada nuevo desarrollo supone una victoria sobre el caos que implica la aparición de un sentido y aumenta el valor intrínseco del Kosmos.



P: Eso es precisamente lo que afirma el principio número 12, el último que quisiera discutir. Usted señala que, según este principio, la evolución tiende, de manera general, a moverse en la dirección de una complejidad creciente, de una diferenciación/integración creciente, de una organización/estructuración creciente, de una autonomía relativa creciente, de un telos creciente.



KW: Sí. Esos son algunos de los indicadores típicamente aceptados -quiero decir, científicamente aceptados – de la evolución. Esto no significa la inexistencia de la regresión y de la disolución (porque, de hecho, la disolución es una de las cuatro capacidades de todo Holón[ii] y tampoco supone que cualquier desarrollo a corto plazo deba seguir esas direcciones. Como dice Michael Murphy, la evolución discurre a través de una línea que se asemeja más a los meandros de un río que a una línea de progreso ininterrumpido en una sola dirección. Pero, considerada a largo plazo, la evolución sigue un telos, una dirección, que resulta particularmente evidente con la diferenciación creciente que conduce desde un átomo hasta una ameba y un simio.



Todas esas descripciones científicas podrían resumirse diciendo que el impulso básico de la evolución es la profundidad creciente. Este es el impulso autotrascendente del Kosmos, ir más allá de donde estaba anteriormente y, de ese modo, subsumir lo que era anteriormente y aumentar su grado de profundidad.



P: Pero usted también parece relacionar todo esto con la conciencia al afirmar que «cuanto mayor es la profundidad de un Holón mayor es también su grado de conciencia».



KW: Así es. Conciencia y profundidad son sinónimos. Cada holón tienen un determinado grado de profundidad que va aumentando, al igual que lo hace la conciencia, a lo largo del proceso evolutivo. Sea cual fuere la profundidad que tengan los átomos, las moléculas son todavía más profundas. Y, en este mismo sentido, las células son más profundas que las moléculas, las plantas más que las células y los primates más que las plantas.



Existe un espectro de profundidades, un espectro de conciencia. Y el proceso evolutivo consiste en el desarrollo de ese espectro, un proceso en el que la conciencia se despliega cada vez más, se actualiza cada vez más y se manifiesta cada vez más. Espíritu, conciencia y profundidad no son más que nombres diferentes para la misma cosa.



P: Y, dado que la profundidad está en todas partes, la conciencia también está en todas partes.



KW: La conciencia es simplemente la apariencia de la profundidad vista desde el interior, desde dentro. Ciertamente, la profundidad está en todas partes, la conciencia está en todas partes y el Espíritu está en todas partes. Y, en la medida en que la profundidad aumenta, la conciencia también despierta y el Espíritu se desarrolla cada vez más. Así pues, decir que la evolución produce una mayor profundidad es otra forma de decir que despliega una mayor conciencia.



P: Usted utiliza los términos «desplegar» [unfolds] y «englobar » [enfolds].



KW: En cada nueva trascendencia, el Espíritu está desplegándose a sí mismo, con lo cual también engloba a su propio ser en cada nuevo estadio. Trascender e incluir, producir y contener, crear y amar, Eros y Agape, desplegar y englobar son formas diferentes de decir lo mismo. Podríamos resumir esto de modo muy sencillo diciendo que, dado que la evolución va más allá de donde se encontraba anteriormente, también debe englobar lo que era anteriormente y que su misma naturaleza es la de trascender e incluir, una direccionalidad inherente, un impulso secreto, hacia la profundización creciente, hacia el valor intrínseco creciente, hacia la conciencia creciente. Para que la evolución tenga lugar debe moverse en esa dirección. ¡No hay otra dirección posible!



P: ¿Cuál es el punto fundamental?



KW: Son varios. Por una parte, el universo tiene una dirección y nosotros también tenemos una dirección. El movimiento tiene un sentido y el proceso de inclusión tiene un valor intrínseco. Como dijo Emerson, nosotros yacemos en el regazo de una inteligencia inmensa, que es uno de los nombres del Espíritu. Existe un tema inscrito en el rostro original del Kosmos, una pauta grabada en el muro de la Nada, un sentido en cada uno de sus gestos y una bendición en cada una de sus miradas.



Nosotros -y con nosotros todos los seres- estamos inmersos en ese significado, flotando en una corriente de respeto y de valor profundo, de significado último, de conciencia intrínseca. Nosotros somos parte y parcela de esta inmensa inteligencia, de este Espiritu-en-acción, de este Dios-en-la-creación. No tenemos que pensar en dios como una figura mítica ajena a toda esta representación, a todo ese espectáculo, ni tampoco debemos considerarlo como una diosa inmanente perdida entre sus creaciones.



La evolución es simultáneamente dios y diosa, trascendencia e inmanencia al mismo tiempo. Es inmanente al mismo proceso, está entrelazado en la misma urdimbre del Kosmos pero trasciende por doquier sus propias producciones y se renueva de continuo instante tras instante.



P: Trasciende e incluye.



KW: Exactamente. Y, en mi opinión, nosotros estamos llamados a despertar a este proceso, el Espíritu en nosotros está llamado a devenir consciente o, como algunos dirían, superconsciente de sí mismo. En los pasos que conducen de la subconsciencia a la conciencia y, desde ésta, a la supraconciencia, la profundidad aumenta en la dirección de su propio reconocimiento hasta que finalmente terminamos despertando completamente fundidos con esa Totalidad radiante.



¿Qué piensa usted a este respecto? ¿Le parece una locura? ¿Considera que los sabios y los místicos están locos? ¿Por qué todos ellos nos ofrecen versiones diferentes de la misma historia? La historia de despertar un buen día y descubrir que es uno con el Todo de un modo atemporal, eterno e infinito. Sí, tal vez todos ellos estén locos, tal vez sean meros idiotas ante el rostro del Abismo, tal vez necesiten de un terapeuta que les comprenda, tal vez eso podría ayudarles. Pero entonces me pregunto si la secuencia evolutiva realmente va desde la materia hasta el cuerpo y, desde ésta, hasta la mente, el alma y el Espíritu, trascendiendo e incluyendo cada vez con mayor profundidad, mayor conciencia y mayor globalidad. Y, tal vez, en los dominios superiores de la evolución, tal vez, sólo tal vez, la conciencia del individuo llegue a rozar el infinito en un abrazo total que englobe a la totalidad del Kosmos, en una conciencia Kósmica en la que el Espíritu despierte a su auténtica naturaleza.



Esto, al menos, es plausible. Dígame: ¿le parece, acaso, esta historia, una historia glosada por todos los místicos y sabios del mundo, más absurda que la que nos ofrece el materialismo científico de que todo esto no es más que un cuento contado por un idiota, henchido de rabia y de furia que no significa absolutamente nada? Preste mucha atención y responda. ¿Cuál de estas dos historias le parece realmente más absurda? Le diré lo que pienso al respecto. Yo creo que los sabios constituyen la avanzadilla del impulso secreto de la evolución; pienso que ellos son la vanguardia del impulso autotrascendente que siempre va más allá de donde se encontraba anteriormente; considero que ellos encarnan el impulso esencial del Kosmos hacia una mayor profundidad y expansión de la conciencia; creo, en fin, que ellos cabalgan a lomos de un rayo de luz dirigiéndose hacia una cita con Dios. Y también creo que ellos apuntan a la misma profundidad en usted, en mí y en todos nosotros. Creo que ellos están conectados a la Totalidad, que el Kosmos canta con su voz y que el Espíritu resplandece en sus ojos. Y también creo que ellos pregonan el rostro del mañana, un rostro que nos abre al corazón de nuestro propio destino, un destino que está también presente ahora mismo en la atemporalidad de este instante y que, en ese asombroso reconocimiento, la voz del sabio se convierte en su propia voz, los ojos del sabio se convierten en sus propios ojos, usted habla con la lengua de los ángeles y se ilumina con el fuego de una comprensión que nunca ha nacido y que nunca morirá, reconociendo su auténtico Rostro en el espejo del Kosmos, descubriendo que su identidad es, en realidad, el Todo y que usted ya no es una meraparte de esa corriente, sino que es la totalidad de la corriente, la Totalidad que no se despliega en torno a usted sino en su mismo interior. Las estrellas ya no brillan ahí sino aquí, las supernovas se originan en su corazón y el sol brilla en el interior de su conciencia. Al trascenderlo todo usted también lo abraza todo. Y no se trata de una Totalidad final sino tan sólo de un proceso interminable en el que usted es la apertura, la claridad o la Vacuidad pura en la que se despliega, incesante, milagrosa, eterna y luminosamente, la totalidad del proceso.



El juego ha terminado, la pesadilla de la evolución ha concluido y usted se halla exactamente en el mismo punto en el que estaba antes de comenzar la representación. Con la súbita conmoción de lo absolutamente evidente, usted reconoce su propio Rostro Original, el rostro que tenía antes del Big Bang, el rostro de la completa Vacuidad que sonríe en toda criatura y que resplandece como la totalidad del Kosmos y todo se desvanece en esa mirada primordial en la que lo único que perdura es la sonrisa y el reflejo de la luna en un estanque tranquilo, en medio de una noche transparente como el cristal.



[i] Mas Data sobre Ken (me parece bastante limitada! Lo mejor para conocerlo es leerlo!!!!):



http://es.wikipedia.org/wiki/Ken_Wilber



[ii] “Un Holón es algo que es a la vez un todo y una parte” El autor lo define bien al comienzo del libro pero si quieren entenderlo lean: http://es.wikipedia.org/wiki/Hol%C3%B3n.



Reseña por Franz Floyd, de Zeitgeist Argentina

Metafísica y Medidas

Metafísica y Medidas


Por Colombia en nov 8, 2010









Teniendo en cuenta como los metafísicos se basan en información no verificable para aconsejar, es irónico verlos renunciar a sus sublimes interpretaciones intuitivas y espirituales de las cosas mundanas cuando se trata de su vida cotidiana. Por ejemplo, al comprar un automóvil nuevo, preguntan cuántas millas por galón cubre el coche, o el costo exacto de su compra.



De hecho, gran parte de nuestra vida diaria consiste en la aplicación de los principios científicos. Como dijo B.F. Skinner: “los sentimientos intuitivos pueden cosquillear las fibras del corazón de un poeta”, pero no hacen nada para mejorar nuestro conocimiento del mundo físico. Lo que hace sentir bien a una persona o apelar a las emociones, no necesariamente contribuye a la propia comprensión del mundo.



Fresco, The Best That Money Can’t Buy (2002), p. 18.

Revisitando una antigua controversia: La naturaleza humana

Por Dick Johnson en dic 27, 2010






El debate que hace unos años sostuvieron el sicólogo de Harvard Steven Pinker y el recién desparecido filósofo de Berkeley, Richard Rorty, sobre la existencia de una “naturaleza humana”, es en esencia una versión renovada del debate público que hace cuatro décadas enfrentó en Eindhoven a Noam Chomsky y a Michel Foucault. En el presente artículo Klaus Ziegler presenta un paralelo entre el debate universal de la existencia humana que ha sobrevivido a los tiempos. Al final del artículo, pueden encontrar un excelente video con varias reflexiones acerca de ésta importante reflexión sobre lo que somos y no somos, en ésta exótica experiencia que es tener vida. DJ.



La demarcación de lo innato versus lo adquirido ha preocupado a los filósofos desde la época de Platón y los Sofistas y ha sido objeto de discusiones interminables a lo largo de la modernidad. Desde mediados del siglo XIX, el concepto fue cuestionado por Hegel y Nietzche, y duramente criticado por estructuralistas y posmodernos en el siglo pasado. Hasta hace unas décadas, el consenso generalizado entre académicos bien podría resumirse con la sentencia de Ortega y Gasset: “El hombre no tiene naturaleza, lo que tiene es historia”.



La controversia contemporánea se ha vuelto más compleja tras el florecimiento de las ciencias cognitivas, y suele dividir a los académicos en posiciones bien diferenciadas. Hay quienes creen que el debate naturaleza-entorno es una reflexión “superada”; otros lo juzgan inútil; y hay quienes lo consideran un sinsentido. De otro lado, está la posición más radical –generalizada entre humanistas– que descalifica de facto la posibilidad de que los humanos poseamos una naturaleza inherente, la cual se sintetiza en la sentencia de Montagu: “el hombre es hombre porque carece de instintos, porque todo lo que es y ha llegado a ser lo ha aprendido y adquirido de su cultura”.



Tienen razón aquellos que opinan que es estéril enfrentar el problema en términos disyuntivos, porque la dicotomía naturaleza-cultura es simplemente una manera incorrecta de plantearlo. Se equivocan, no obstante, al creer que la cuestión se resuelve afirmando que no es ni lo uno ni lo otro; o aceptando con desdén que quizá sea un poco de cada cosa. El problema de entender la interacción entre genes y entorno es harto complejo, y apenas comienza a dilucidarse. La cuestión ha servido de estímulo para el desarrollo de una fascinante área de investigación que involucra a sicólogos, científicos cognitivos, biólogos, genetistas y neurólogos, entre otros expertos.



No parece haber gran diferencia entre quienes se regodean en declarar el debate “superado” y aquellos escolásticos medievales que consideraban la pretérita discusión sobre la naturaleza de los cuerpos celestes una cuestión resuelta de manera definitiva por Aristóteles. En el contexto actual, y para dar un ejemplo, la disputa sobre el escaso porcentaje de participación femenina en áreas como las matemáticas o las ingenierías también habría sido “superada”, porque desde Anne Fausto-Sterling “se sabe” que el fenómeno se debe a prejuicios y barreras ocultas, pues, según el dogma oficial “las diferencia entre chicos y chicas no van más allá del código rosa o azul que la sociedad le asigna a cada individuo”.



Quienes se atreven a sugerir la existencia de una naturaleza humana encuentran una resistencia feroz, y son a menudo tildados de “seudocientíficos” y “racistas”. Esto no significa que no haya opositores respetuosos y reflexivos como Bunge, Lewontin, Gould o Kamin, críticos serios que han denunciado extrapolaciones y abusos indebidos de la sociobiología y la sicología evolutiva. O que no haya filósofos como Rorty, quien no tiene dificultades en coincidir con Pinker en que los genes pueden llegar a explicar algunos universales humanos, al margen de cualquier aculturación, pero dudan de que pueda construirse algo que pudiera llamarse con propiedad “una teoría de la naturaleza humana”.



Hay, no obstante, otra laya de contradictores –y pululan en las facultades de humanidades–, que incapaces de entender siquiera lo que significa una distribución normal, y mucho menos los métodos del análisis factorial, se ven impedidos para juzgar la confiabilidad de las investigaciones realizadas en las dos últimas décadas con miras a sopesar las influencias de los genes y el entorno. Estos personajes, sin el más mínimo barniz de sofisticación, creen que acudiendo a majaderías, como “tristes discursos cientificistas”, “reduccionismo superficial” o “sociobiología trasnochada”, descalifican lo que hoy constituye un sólido cuerpo teórico y empírico.



Una crítica honesta exigiría que las conclusiones de ese “cientificismo obsoleto” se analizaran con un mínimo de racionalidad. Por ejemplo, que por lo menos se entrara a criticar los estudios de gemelos idénticos criados en el mismo entorno familiar, en contraposición a gemelos criados en ambientes diferentes, para determinar si en realidad es razonable concluir que existe un efecto nada despreciable de los genes en la modelación del comportamiento; o los estudios de Judith Harris, que han socavado la idea de que el entorno familiar pauta la conducta; y aquellos de sicólogos como Diane Halpern, que muestran cuán alejado de la realidad resulta suponer que las diferencias de género en lo concerniente a roles sociales sean consecuencia exclusiva de la crianza o la socialización. Uno esperaría encontrar una crítica a las conclusiones, o a la metodología, de investigaciones como las de Donald Brown, quien ha documentado cientos de universales presentes en todas las culturas; o que se intentara refutar aquellas investigaciones de genética conductista que han probado que los genes pueden asociarse a ciertos aspectos fundamentales de la cognición, el lenguaje y la personalidad.



La actitud despectiva e ignorante de muchos intelectuales ante la sicología evolutiva y su controvertida visión antropológica hace que vuelva a cobrar validez el sabio consejo, no exento de ironía, que Einstein le diera a Bergson en 1922 durante el debate que se llevó a cabo en la Sociedad Francesa de Filosofía, cuando le recomendó que primero “aclarara sus confusiones” estudiando un poco de cálculo tensorial antes de intentar arremeter contra su teoría.



ESCRITO POR KLAUS ZIEGLER PARA EL ESPECTADOR.COM / Imágenes de Alex Grey



Bonustrack. Robert Anton Wilson, George Carlin, James Johnson Jr., Jhon Shelby Spong, Richard Buckminister, Vandana Shiva, Naomi Jaffe, Peter Joseph, Terence Mckenna, James Janos, Timothy Francis Leary… varias de éstas personas conocerán por sus multifacéticas labores y activismo. En el siguiente video de la serie/canal Realtalk, encontramos ésta colección de frases y pensamientos integrados que nos llevan a reflexionar sobre la “naturaleza humana” y los cambios correspondientes a una nueva era de información y transformaciones sustanciales para la humanidad.



real talk from Nelson Alvarez on Vimeo.

Un estudio revela el “ingrediente secreto” de las religiones

Pueden aumentar la satisfacción vital si fomentan las relaciones sociales íntimas


En los últimos años, diversos estudios han revelado que existe una relación positiva entre la religiosidad y el grado de satisfacción vital. Sin embargo, hasta ahora, no se había establecido la causa de este vínculo. Científicos estadounidenses han descubierto que las religiones aumentarían el bienestar psicológico de los individuos gracias a que promueven las relaciones sociales íntimas. Según ellos, serían los amigos que se hacen en las congregaciones los que conferirían a éstas un valor real y tangible, los que fortalecerían el sentimiento individual de pertenencia a una comunidad. Por Yaiza Martínez.



Foto: René Ehrhardt. Fuente: Everystockphoto.
Foto: René Ehrhardt. Fuente: Everystockphoto.
La relación entre la religiosidad y la satisfacción vital ha sido ampliamente estudiada. Por ejemplo, en 2006 una investigaciónrealizada por científicos del Departamento de Psicología del Albion College de Estados Unidos reveló que la religiosidad puede aumentar el bienestar psicológico. 

Por otro lado, este mismo año, un estudio llevado a cabo por especialistas del Rush University Medical Center de Chicago estableció que las creencias religiosas podían proteger contra los síntomas de la depresión. Sin embargo, hasta el momento, no se había analizado el porqué del efecto positivo de la religión en quienes la profesan. Ahora, científicos de la Universidad Wisconsin-Madison, en Estados Unidos, han descubierto una posible causa de dicho efecto. 

Satisfacción vital y amistades 

En un artículo publicado por la American Sociological Review, los autores del estudio, Chaeyoon Lim, profesor de sociología de la Universidad de Wisconsin Madison, y Robert D. Putnam, de la Universidad de Harvard, explican que el “ingrediente secreto” de la religión podría radicar en los aspectos sociales de las prácticas religiosas, más que en la teología (las creencias personales o la religión a la que se pertenece), la espiritualidad o aspectos como la frecuencia de la oración o la sensación de la presencia de Dios en la propia vida. 

Según ellos, serían las relaciones cultivadas en las congregaciones religiosas lo que propiciaría la satisfacción vital de los creyentes. 

Para su estudio, los investigadores utilizaron datos de una encuesta llamada “Faith Matters Study”, que fue realizada a una muestra representativa de adultos norteamericanos entre los años 2006 y 2007. 

A partir de esta encuesta, Lim y Putman establecieron que el 33% de las personas que afirmaron acudir a servicios religiosos semanalmente tenía entre tres y cinco amigos íntimos en sus respectivas congregaciones. 

Todas ellas afirmaron sentirse “extremadamente satisfechas” con sus vidas (la satisfacción vital extrema fue señalada con un 10, en una escala del uno al 10). 

Redes sociales íntimas 

En comparación con este primer grupo, sólo el 19% de aquellos individuos que asistían a servicios religiosos semanalmente, pero que en ellos no habían encontrado amistades cercanas, informaron de ese mismo grado de satisfacción vital. 

Por otra parte, el 23% de las personas que acudían a servicios religiosos sólo varias veces al año, pero que en sus congregaciones sí contaban con entre tres y cinco amigos íntimos, también afirmaron encontrarse “extremadamente satisfechas” con sus vidas. 

Por último, el 19% de las personas que no asistían nunca a servicios religiosos también señalaron sentirse extremadamente satisfechas con sus vidas.

Chaeyoon Lim. Fuente: Universidad de Wisconsin Madison.
Chaeyoon Lim. Fuente: Universidad de Wisconsin Madison.
Según declaraciones de Lim recogidas por Eurekalert, estos resultados señalan que no serían la asistencia a las iglesias ni los sermones ni la oración lo que hace a la gente feliz, sino las redes sociales íntimas que se tejen dentro de los grupos religiosos. 

Lim afirma que a las personas les gusta sentir que pertenecen a algo y que “una de las funciones más importantes de la religión es aportar a la gente el sentimiento de pertenencia a una comunidad moral basada en la fe religiosa”. 

Esta comunidad, sin embargo, puede convertirse en algo remoto o abstracto a no ser que las personas que pertenezcan a ella desarrollen un círculo de amigos con los que compartir una identidad similar. 

Los amigos que un individuo hace en cualquier congregación son los que le dan a ésta un valor real y tangible, los que fortalecen el sentimiento individual de pertenencia a la comunidad. 

Iniciativas sociales 

Según Lim, los resultados del estudio serían aplicables a las tres tradiciones cristianas principales (la protestante, la católica y la evangélica protestante), aunque patrones similares fueron encontrados también en judíos y mormones (de los que se analizó una muestra mucho menor de adultos). 

Entre los individuos estudiados no había los suficientes musulmanes o budistas para comprobar el efecto beneficioso de otras religiones, como consecuencia de la formación des redes sociales, explican los investigadores. 

Lim y Putman concluyen que sería el apoyo social y moral que aportan las comunidades religiosas lo que propicia la satisfacción vital de las personas que pertenecen a ellas y que, por tanto, los líderes religiosos deberían invertir más tiempo, recursos y talento en el desarrollo de la dimensión social de sus congregaciones, con iniciativas como la formación de grupos de apoyo o de oración, la organización de encuentros y la formación de coros. 

De esta forma, podrían hacer más felices a sus seguidores, y conseguir que éstos sean miembros más activos dentro de sus propias congregaciones. 

Anteriormente, ya se habían relacionado las relaciones sociales con el grado de satisfacción vital de los humanos. Un estudio llevado a cabo en el año 2006, en Bangladesh, por científicos de la Universidad inglesa de Bath, reveló que la felicidad está relacionada directamente con el cultivo de las relaciones personales, con la calidad de las relaciones familiares, y con el hecho de sentirse respetado e influyente en la comunidad a la que se pertenece.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Las neuronas y su funcionamiento


Las neuronas y su funcionamiento


El cerebro humano está formado por miles de millones de neuronas. Cada una tiene un cuerpo, axón, y muchas dendritas. El cuerpo de las células contiene un núcleo, que controla las actividades de toda la célula y de varias otras estructuras que cumplen funciones específicas. El axón, que es mucho más angosto que un cabello humano, se expande hacia el exterior del cuerpo de la célula y transmite mensajes a otras neuronas. A veces, los mensajes tienen que desplazarse grandes distancias (¡hasta 5 pies!). Las dendritas también se ramifican o extienden del cuerpo de las células. Reciben mensajes de los axones de otras células nerviosas. Cada célula nerviosa está conectada a miles de otras células nerviosas a través de sus axones y dendritas. Las neuronas están rodeadas por lascélulas gliales, que las apoyan, protegen y nutren.
Los grupos de neuronas en el cerebro tienen trabajos especiales. Por ejemplo, algunos se relacionan con el pensamiento, el aprendizaje y la memoria. Otros se encargan de la recepción de la información sensorial. Otros se comunican con los músculos, estimulándolos a la acción.
Son varios los procesos que tienen que funcionar en conjunto y sin tropiezos para que las neuronas sobrevivan y permanezcan saludables. Estos procesos son la comunicación, el metabolismo y la reparación.

Comunicación: El envío de millones de mensajes por segundo

Las neuronas
(Haga clic en la imágen para verla más grande)
Imagine los cables de telecomunicación que funcionan en nuestras calles. Todo el día y la noche, millones de llamadas telefónicas pasan a través de cables de fibra óptica a velocidades increíbles, dejando que las personas hagan negocios, den instrucciones, se rían, o se enteren de algunas noticias. Multiplique eso por cientos de veces y eso es el cerebro. Las neuronas son grandes comunicadoras, siempre en contacto con sus vecinos.
A medida que una neurona recibe mensajes de las células que la rodean, una carga eléctrica, o impulso nervioso, se acumula. Esta descarga se desplaza hacia la parte baja del axón hasta que llega al final. Aquí, se desencadena la liberación de mensajeros químicos llamados neurotransmisores, que se mueven desde el axón hacia las dendritas o los cuerpos de otras neuronas a través de un espacio diminuto. Una neurona típica tiene hasta 15 mil de estos espacios diminutos o sinapsis. Después de que pasan a través de las sinapsis, los neurotransmisores se unen a receptores específicos en el extremo receptor de las dendritas de las neuronas vecinas. También pueden unirse directamente a los cuerpos de las células.
Una vez que los receptores se activan, abren canales a través de la membrana de las células hacia el interior del nervio receptor de la célula, o comienzan otros procesos que determinan cuál será el siguiente paso del nervio receptor. Algunos neurotransmisores inhiben la función de las células nerviosas (o sea, hacen que sea menos probable que la célula del nervio envíe una señal eléctrica hacia el axón). Otros neurotransmisores estimulan las células nerviosas; preparan la célula receptora para tornarse activa o enviar una señal eléctrica a través del axón a otras neuronas que se encuentran en el mismo camino.
En cualquier momento, millones de estas señales pasan rápidamente por las vías en el cerebro, permitiéndole recibir y procesar la información, hacer ajustes y dar instrucciones a diversas partes del cuerpo. Si las neuronas se desconectan, se enferman y podrían morir.

Metabolismo: Convertir productos químicos y nutrientes en energía para mantener las neuronas en funcionamiento

El metabolismo es el proceso mediante el cual las células y las moléculas procesan productos químicos y nutrientes para generar energía y formar elementos fundamentales que fabrican moléculas celulares nuevas, como las proteínas. El metabolismo eficaz necesita suficiente sangre circulando para proveer a las células con oxígeno y glucosa, un tipo de azúcar. La glucosa es la única fuente de energía generalmente disponible para el cerebro. Sin oxígeno o glucosa, las neuronas no pueden sobrevivir.
las neuronas de ratas jóvenes y ancianas
(Haga clic en la imágen para verla más grande)
Esta figura muestra las neuronas de ratas jóvenes y ancianas en reposo y con aumento de la duración de la estimulación. Cuando las neuronas son estimuladas, aumenta el metabolismo. Las neuronas estimuladas de las ratas jóvenes mantienen el calcio dentro de los niveles normales. Las ratas más viejas no pueden hacer esto. Altos niveles de calcio en las neuronas viejas pueden hacerlas susceptibles a la disfunción y la muerte. La escala de color es un índice del calcio celular donde el color rojo indica los niveles más altos.

Reparación: Mantener las neuronas de larga vida en buenas condiciones de funcionamiento

A diferencia de la mayoría de las células que tienen una duración de vida bastante corta, las células nerviosas que se generan en el feto o poco tiempo después del nacimiento viven mucho tiempo. Las neuronas cerebrales pueden vivir hasta 100 años o más. En un adulto, cuando las neuronas mueren debido a enfermedades o lesiones, por lo general no son reemplazadas. La investigación reciente, sin embargo, indica que en algunas regiones cerebrales pueden nacer neuronas nuevas, aun en un cerebro viejo.
Para evitar su propia muerte, las neuronas vivientes deben mantenerse y renovarse constantemente. Si la limpieza y la reparación de las células se vuelven más lentas o se detienen por cualquier motivo, la célula nerviosa no funciona bien y con el tiempo, muere.
los efectos del ejercicio
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Esta figura muestra los efectos del ejercicio sobre los niveles del factor neurotrófico derivado del cerebro (brain-derived neurotrophic factor o BDNF, por su sigla en inglés) en el hipocampo de las ratas. Los factores de crecimiento como el BDNF ayudan a muchas neuronas a sobrevivir. Los niveles del mensaje que hace el BDNF son mucho mayores en las ratas que ejercitan (A) que en las que no (B). El ejercicio puede beneficiar la salud de las neuronas sanas en las ratas al provocar que las neuronas fabriquen un BDNF más seguro. Los colores rojo y amarillo indican los niveles más altos de BDNF, mientras que el verde y el azul indican el más bajo.

Placas y nudos: Los sellos particulares de la enfermedad de Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer interrumpe cada uno de los tres procesos que mantienen las neuronas saludables: la comunicación, el metabolismo y la reparación. Esta interrupción causa que ciertas células nerviosas que se encuentran en el cerebro interrumpan su función, pierdan las conexiones con otras células nerviosas, y por último, mueran. La destrucción y la muerte de las células nerviosas provocan una falla en la memoria, cambios de personalidad, problemas para llevar a cabo las actividades diarias y otras características de la enfermedad.
Los cerebros de los pacientes con Alzheimer tienen una abundancia de dos estructuras anormales—las beta-amiloideas y los nudos neurofibrilares. Esto es especialmente cierto en aquellas regiones del cerebro importantes para la memoria. Las placas son densas, principalmente depósitos insolubles (que no pueden disolverse) de proteína y de material celular acumulados afuera y alrededor de las neuronas. Los nudos son fibras retorcidas insolubles que se acumulan dentro de la célula nerviosa. A pesar de que muchas personas mayores desarrollan placas y nudos, los cerebros de los pacientes de Alzheimer los tienen en un grado mucho mayor. Los científicos han sabido de la formación de estas placas y nudos por muchos años, pero investigaciones recientes han revelado mucho más acerca de lo que los componen, cómo se forman y de sus roles en la enfermedad de Alzheimer.